Para los anarquistas, la bandera palestina no representa la defensa de un Estado, sino la resistencia de un pueblo que ha sido despojado durante décadas.
Aunque la bandera sea un símbolo también utilizado por estatistas, nacionalistas o religiosos, los símbolos pueden ayudarnos para unirnos en una lucha colectiva.
Desde que estalló el conflicto en Gaza, en los círculos anarquistas ha vuelto el debate sobre las banderas y sus símbolos, así como las implicaciones que conllevan su uso. Esto ha llevado a algunas personas a entrar en cierta confusión e incluso contradicción.
Desde el anarquismo, vemos estos símbolos como expresiones que surgen en contextos específicos y están influenciados por dinámicas de poder. No son fijos ni definitivos, sino que nos invitan a actuar y participar. No son completamente neutros, pero pueden ser herramientas valiosas para generar cambios.
Lo mismo ocurre con otros emblemas inesperados, como la bandera de One Piece, hoy presente en las revueltas de Indonesia, Filipinas o Nepal.
Cada símbolo implica riesgos, pero también abre posibilidades y forman parte de una lucha para redefinir el imaginario social. En cada contexto, debemos evaluar, actuar y accionar nuestro sentido libertario, ensuciándonos las manos para evitar que sean capturados por quienes quieren imponer verdades y moralidad.

Ninguna lucha está libre de tensiones. Y en este momento, mientras ocurre la masacre en Palestina, no es tiempo de confrontaciones a pesar, pero sí de ideas y perspectivas anarquistas claras y responsables.
Las luchas contra el genocidio que está llevando a cabo el Estado de Israel ponen de relieve algo que venimos planteando hace tiempo: la necesidad de símbolos comunes que potencien la acción colectiva a nivel local y global.
Toda lucha social es compleja. En la causa palestina intervienen intereses geopolíticos, partidos políticos, movimientos por los derechos humanos y personas afines, cuyos intereses comunes no son tan claros.
Las protestas contra el genocidio en Palestina no conducirán automáticamente hacia horizontes anti autoritarios. Eso solo ocurrirá si quienes militan por la anarquía impulsan activamente esas luchas, con ética, sin moralismos, y siempre en defensa de la libertad individual y colectiva.

