Victoria Hernández, pionera del fútbol femenino en España

Por Claudia Peñazola
21 de abril de 2024

Victoria Hernández se convirtió en el año 1971 en la primera futbolista que firmó un contrato como profesional en España

En 1958 nacía la futbolista Victoria Hernández en el madrileño barrio madrileño de Villaverde, y que hizo historia al convertirse en la primera mujer en conseguir un contrato profesional, en una época en la que la mujer era menospreciada y ridiculizada por el régimen franquista.

Su carrera profesional comenzó con tan solo 12 años en el club madrileño Olímpico de Villaverde, con el que consiguió firmar un contrato en el que se le abonaban 4.000 pesetas por la firma y 250 por cada partido jugado.

Pero no era un simple contrato de vinculación a un club, era un documento que miraba más allá. Contemplaba primas por el buen comportamiento y eficacia de la jugadora y un seguro para la futbolista para cubrir los posibles accidentes que pudieran ocurrir en la práctica del fútbol.

Solo 24 días después que Victoria firmara el contrato, su compañera Conchi ‘Amancio’ también firmó su vinculación con el Olímpico de Villaverde. Toda una muestra de profesionalización en un equipo que ni siquiera tenía donde entrenar.

En sus comienzos no tenían ni campo propio. Entrenaban en el cerro o en el primer parque libre que veían libre. Y es que a estas mujeres apasionadas por el fútbol cualquier sitio les venía bien para poder seguir practicando su deporte.

La selección española femenina «clandestina»

Rafael Muga, promotor del club, y que daba un enorme apoyo y ayuda a las jóvenes jugadoras dio un paso más allá organizando la primera selección española femenina, hecho que le llevó a ser detenido y pasar unos días en el cuartelillo de la Guardia Civil.

La Federación de fútbol española denegó el reconocimiento de la selección femenina, ya que en los inicios de los años 70 no se concebía que las mujeres pudieran practicar el fútbol.

El primer partido en España de esa selección bautizada como «clandestina» se disputó unos meses antes de que Victoria Hernández firmara su contrato. Fue el 21 de febrero de 1971 en el estadio de La Condomina en Murcia, ante unas 3.000 personas, en el cual empataron con el seleccionado de Portugal. La madrileña no pudo jugar este partido al estar convaleciente de una operación de apendicitis.

La selección femenina por aquel entonces se les prohibió usar el escudo en las camisetas y escuchar el himno antes de los partidos. Además, no dejaron participar a los árbitros nacionales. Tampoco contaba con ningún tipo de apoyo institucional, y las futbolistas tenían que costearse sus propios gastos básicos para sus viajes como los desplazamientos, el alojamiento o la manutención.

La selección femenina jugó otro partido contra Italia, disputado en el Stadio Comunale de Turín, contó con 40.000 espectadores. Victoria Hernández, que con España solía jugar como extremo izquierdo, ese partido se enfundó los guantes y jugó como guardameta porque a la portera titular le dio pánico al ver tanto público en las gradas.

Esta selección clandestina disputó seis partidos, llenando todos los estadios por los que pasó.​

El reconocimiento oficial de la selección femenina

No fue hasta 1983, ya bien entrada la transición española, cuando la Selección Femenina de Fútbol fue reconocida oficialmente. Lo hizo más de diez años después de que jugaran su primer partido contra Portugal. Las mujeres españolas ya podían marcar goles de manera oficial, el mundo del deporte estaba de enhorabuena.

A mediados de los años 80, la UEFA comienza a organizar competiciones oficiales de fútbol femenino. Debido a la corta edad de la selección española, no pudo formar parte de competición alguna hasta la segunda edición de la Eurocopa femenina de 1987, disputada en Noruega.

A pesar de que la selección femenina obtuviera el reconocimiento oficial, la situación precaria a la que se enfrentaban las jugadoras en nuestro país obligaba a muchas de ellas a compatibilizar un trabajo con los partidos y los entrenamientos.

Solo dos jugadoras del combinado «clandestino» consiguieron vestir la nueva camiseta de España: la madrileña Victoria Hernández y la catalana Elizabet Sánchez Rubio.

Este post está dedicado con todo el corazón a mi amiga Elena, gran aficionada del deporte rey, y que desgraciadamente nos abandonó esta semana ¡Qué la tierra te sea leve compañera!