La mañana del lunes 19 de marzo aparecieron pintadas anarquistas sobre el nuevo negocio de Pablo Iglesias, la llamada Taberna Garibaldi, situada en la céntrica zona del barrio madrileño de Lavapiés.
Un grupo de anarquistas autodenominados como «Lxs amigxs de Durruti» hicieron una reivindicación a través de grafitis en la fachada del nuevo bar de Pablo Iglesias exigiendo la retirada inmediata de uno de los cócteles que se ofrecen en su carta, en concreto el que se han llamado «Durruti Dry Martini».
Los medios de comunicación y las redes sociales no dudaron rápidamente en señalarlo com un acto «vandálico» para referirse a unos simples pintadas, con la intención ya habitual de demonizar y desprestigiar el movimiento anarquista. Si hablásemos de vandalismo, cada día se producirían miles de actos «vandálicos» por grafiteros en muchas partes del mundo y sin embargo no se habla de ello.
Pero estamos hablando de Pablo Iglesias, una persona que ha ejercido el poder y de forma indirecta sigue queriendo aferrarse a el, y utilizando el Canal Red como una herramienta más para seguir manejando los hilos dentro de su partido y del sistema.
Este no es el primer desencuentro entre Pablo Iglesias con grupos anarquistas, que desde el movimiento de indignados del 15-M en el año 2011, vieron con gran escepticismo y recelo como a un grupo reducido de personas rodeados de un mesías, que se aprovecharon de este movimiento e indignación ciudadana para crear un partido político, transformándose en un tiempo récord en la misma «casta» que ellos tanto criticaban, un discurso nada nuevo del que siempre se convierte en un eslogan cuando irrumpe un nuevo partido político en el tablero parlamentario.
Más allá de defender o hacer un juicio o valoración moral de esta acción directa, realizada por un pequeño grupo que actuó de forma espontanea y por cuenta propia, pueden ser discutibles tanto las formas como los medios a través de los que se llevaron a cabo. Queremos trasladar nuestra indignación hacia toda persona o negocio que se lucre utilizando figuras históricas, apropiándose de ellas y caricaturizándolas.
No estaría de más recordar al señor Pablo Iglesias, que muchos de los suyos y de los que defendían en el pasado sus ideas atacaron y traicionaron sistemáticamente a los anarquistas. Solo hay que leer e informarse un poco sobre la historia y todas las purgas que se llevaron a cabo en la Unión Soviética o en Cuba, donde muchos anarquistas fueron asesinados o llevados a campos de trabajo forzado.